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miércoles, 28 de diciembre de 2011

Miles de personas y solo necesitas a una.


-Oye, ¡diviértete!. 

-¡No me digas más veces que me divierta!.- Exclamé cansado.

-Perdone señor no puedo divertirme en una fiesta.- Dijo en tono burlesco. 

-Da igual, no lo vas a entender.- Afirmé con resignación.

-¿Cómo que no lo voy a entender?.- Arqueó una ceja ofendida.

-No estas enamorada, no puedes entender como me siento.- Aclaré. Ella suspiró profundamente y me miró como la que guarda un gran secreto.

-Mira.- Dijo señalando toda la extensión de la sala donde nos encontrábamos ahora. Yo seguí su dedo con atención intentando encontrar con la mirada algo que me diese una pista de lo que quería mostrarme Chin-Hwa.- Él tampoco esta aquí.- Dijo tras volverse de nuevo a mirarme.- ¿Pero me ves quejarme? ¿Lamentarme?.- Sonrió.- No está ¿Y qué? No pienso malgastar un segundo más en ese mocoso mentiroso. Voy a divertirme.- Concluyó avanzando hacía la pista de baile donde se concentraban  los demás estudiantes de nuestra escuela. Supongo que en parte Chin-Hwa tenía razón, pero por desgracia ella y yo no nos parecíamos en casi nada. Aunque en el fondo estaba convencido de que aquellas palabras solo eran meras escusas para tapar que realmente no había pasado un segundo en el que, al igual que yo, no se preguntase ''¿donde estará ahora?''

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